Historia

Descripción

Escudo cortado: 1º de plata, un castaño arrancando de sinople cantonado de dos casas de gules aclaradas de plata; 2º de azur, castillo de oro aclarado de gules;

Al timbre corona real cerrada

Bandera rectangular, de proporciones 2:3, formada por dos franjas verticales iguales, blanca con una casa roja junto al asta, y azul al batiente.

 
Justificación

La concesión de armas a los municipios solía hacerse por los monarcas, normalmente al otorgar la carta puebla o el fuero, modificándose posteriormente por algún acontecimiento o por la participación de los habitantes de los municipios en algún hecho digno de semejante galardón.

Con objeto de encontrar antecedentes en relación a las posibles armas usadas por el Ayuntamiento de Casillas y que puedan rehabilitarse oficialmente han sido consultados diversos archivos, encontrándose en la Sección de Sigilografía del Archivo Histórico Nacional copia del escrito dirigido por el Alcalde Leocadio Nevao el 28 de abril de 1878 al Gobernador Civil de la provincia, en el que dice:

Adjunto tengo el honor de remitir a V.E. una hoja donde se encuentran estampados los sellos que usa esta corporación y autoridades según está en la circular inserta en el Boletín Oficial nº 122 no pudiendo manifestar a V.E. desde qué época se vienen usando, así como, tampoco hay registro alguno en esta Secretaría de donde se deduzca o conste el sello o sellos que han usado anteriormente. Los selllos de la Alcaldía y del Juzgado de Paz incluyen el escudo de España de la época, cuartelado de Castilla y León. El del Ayuntamiento, únicamente lleva la leyenda Ayuntamiento de Casillas, y el de la Parroquia, lleva la figura de San Antonio de Padua, patrón de la localidad y al que está dedicada la iglesia parroquial. Por todo ello se deduce que Casillas no ha dispuesto de armas propias con anterioridad, por lo que procede adoptar un escudo de nueva creación. En estos casos la Heráldica ha de acudir a la historia de la localidad, a los productos de la misma y a su entorno geográfico, para hacer resaltar aquellos elementos que resulten más peculiares y poderlos incorporar a sus armas municipales.

La localidad se encuentra situada en el Valle del Tiétar, perteneciendo al Partido Judicial de Arenas de San Pedro, en plena vertiente sur de la Sierra de Gredos, siendo el castaño el árbol simbólico de la zona, por lo que haremos figurar en el escudo. Su historia ha estado unida a la de la villa de La Adrada, siendo dependiente de ella, por lo que incluiremos en el escudo el castillo como símbolo de la misma, ya que se encuentra en sus armas. Obtuvo el privilegio del Rey Fernando IV, que hasta entonces era aldea de Ávila y ratificado en Madrid el 1 de marzo de 1347, de que pasase a su guarda, encomienda y defensa a ellos y todo lo suyo, pagando ellos al Rey lo que hubiesen de pechar.

En todo el término no podía entrar nadie contra la voluntad del Concejo, ni pacer, cortar ni cazar bajo pena de mil maravedíes. El citado privilegio había sido concedido por el mismo rey en Medina del Campo el 28 de abril de 1343. Posteriormente, Enrique III el 14 de octubre de 1393 concede en Madrid, merced de que se nombraran dos alcaldes para conocer los pleitos civiles y criminales, que pusiesen horca, cárcel y prisiones. Igualmente les concedió Mercado un día a la semana y una Feria al año, siendo Villa en los mismos términos que la Ciudad de Ávila. También se le eximió de pagar pechos, derechos y yantar alguno al Rey ni a sus sucesores. Estos privilegios fueron ratificados por Felipe IV, expidiendo Reál Cédula, dada en el Buen Retiro el 22 de octubre de 1760.

Teniendo en cuenta los antecedentes históricos y los principios heráldicos señalados, las Armas del Ayuntamiento de Casillas se blasonan siguiendo el principio de las armas parlantas, que conun origen muy antiguo, y en ningún caso de menor categoría que los otros, como difundieron heraldistas modernos, cumplen perfectamente la misión de identificar al Ayuntamiento. En el caso de Casillas se incluirán dos casas en los colores castellanos-leoneses. La solución general que la Vexicología recomienda para la creación de una nueva bandera representativa es el empleo de algunos de los elementos distintivos de la población, basados en su historia o bien tomados de su escudo de armas. En el presente caso, se han utilizado los colores y esmaltes del escudo.

Casillas, por su situación geográfica, no puede estar ausente de la historia común de la comarca, teniendo que entender su pasado en el conjunto del valle del Tiétar, estando también, profundamente ligado a la historia de la villa-estado de La Adrada.

Los primeros pobladores paleolíticos que se establecieron en la zona del sistema central fueron esencialmente cazadores, siendo esta actividad su principal método de supervivencia. En el Valle del Tiétar se han recuperado utensilios de la época, tales como: cantos trabajados, raederas, raspadores, lascas...

Con la revolución del Neolítico, los antiguos cazadores comienzan a cambiar sus hábitos de supervivencia, empezando a cultivar algunas plantas que anteriormente con suerte recolectaban. Comienza también la domesticación de algunos animales, sin dejar por esto de ser unos cazadores "especializados".

La evolución de las comunidades humanas alcanzó la industria y producción de metales (oro, cobre, plata) como resultado de un proceso de fundición del mineral en estado puro. Estos elementos irán surgiendo progresivamente y sustituyendo a los materiales que conformaban los diferentes utensilios y armas compuestas anteriormente de hueso, madera y piedras.

De esta evolución, dan testimonio los hallazgos realizados en todo el valle del Tiétar como: hachas, cuchillos, flechas de hoja de laurel y pedúnculo, piedras de molino...

Una vez iniciada la fundición de metales, se logró mezclar el cobre y el estaño dando lugar al espectacular bronce, que se dará su nombre a toda una cultura que durará novecientos años aproximadamente.

El hierro, revolucionará todos los útiles y armas del momento, el nuevo material se comienza a extraer de minas que van a explotarse de una manera constante. Es en este momento cuando los Celtas penetran en oleadas en la península Ibérica durante los siglos VII y V A.C. Y llegan a ambas mesetas superponiéndose a los indígenas culturalmente más atrasados.

Producto de las fusiones indígenas con los pueblos indoeuropeos y, debido a esa fuerte mixtura en las sociedad, comienzan a surgir núcleos de población dedicados al pastoreo y a la ganadería, dando lugar a los Celtíberos. Una buena parte de la meseta occidental será ocupada por una rama de ellos conocidos como los Vettones, estableciendo unos límites aproximados desde el norte de Salamanca hasta el levante de Mérida por el Sur, con frontera por el Este cerca de Ávila y comprendiendo Talavera, mientras que por el Oeste se aproximaban a la actual frontera portuguesa.

Este territorio, en el cual estaría comprendido el Valle del Tiétar, conforma el núcleo central de lo que se conoce como "La Cultura de los Verracos" por su afición a levantar toscas esculturas de piedra representando animales (jabalíes, osos, cerdos, y sobretodo, toros) relacionados con cultos ganaderos de los que nos han llegado muestras muy significativas en las cercanías de Casillas, como también nos llegaron algunos castros (poblados antiguos) en las cercanías de nuestra comarca.

Durante los primeros tiempos de la conquista de la península por parte del Imperio Romano parece probado que los vettones gozaron de ciertos privilegios por parte de las nuevas autoridades que, de este modo, agradecían a los vettones, que pese a ser un pueblo eminentemente guerrero, no hubieran opuesto resistencia a la romanización, (o por lo menos, resistencia notable), ya que no se evidencia en toda la historiografía acciones de guerra en territorio vettón durante los primeros momentos de la penetración romana.

No sucedió así durante las guerras lusitanas y celtibéricas, dónde parece probado que los vettones formaron parte de las alianzas para hacer la guerra a los romanos, siendo acaudilladas en algún momento por el propio Viriato, que según una de las múltiples leyendas, "en una de sus invernadas en el valle del Tiétar será asesinado junto a Mons Veneris (Sierra de San Vicente) y enterrado en una colina plantada de olivos".

Tras la victoria romana, los vettones asimilados a la vida bajo el imperio, fueron reclutados para el ejército romano como mercenarios o fuerzas auxiliares, habiéndose encontrado de forma fortuita en campos casillanos monedas de época acuñadas en Coria del Río destinadas para el pago de soldados a estas fuerzas.

Con la plena romanización después de las guerras, Casillas volvería a retomar su papel de paso natural del macizo occidental de la Sierra de Gredos, y por la proximidad de la calzada del puerto del Pico, fácil sería suponer que pudiera darse un pequeño atajo respecto a las vías principales entre las ciudades de Ávila y Talavera a través del puerto de Casillas.

Pocos son los vestigios de la invasión de los Barbari y la época visigoda en nuestra comarca, encontrándose alguno de estos en el extremo opuesto del Valle del Tiétar.

Sucede lo contrario con los árabes o moriscos, de los cuales sí se conservan innumerables vestigios en toda la zona. Hasta la conquista de Toledo en 1085 por Alfonso VI, la comarca del alto Tiétar, en la que se incluye Casillas, era un espeso bosque fragoso e intrincado en plena zona fronteriza con la marca islámica media, no ofreciendo condiciones prácticas para el desarrollo de la vida urbana, perteneciendo esta zona a Talabira (Talavera).

Cuando el Tiétar deja de ser frontera militar sobre 1220, se inician las primeras repoblaciones del área colonizando de este modo este espacio agreste. Una vez poblado (utilizando en gran medida a pobladores de origen leonés), acudirán a esta zona un fuerte contingente de judíos y mudéjares (moriscos que conservando su religión quedaban en vasallaje del rey cristiano).

Si tenemos en cuenta que toda la zona del Tiétar estuvo despoblada de núcleos urbanos estables hasta muy tarde por su situación fronteriza con los reinos de Taifas, será más fácil entender que la señorialización del área en su conjunto no fue fácil pues entre otras cosas pasó por un largo proceso de intrigas marcado por el convulsivo tiempo de la nobleza de los Trastámara. En el año 1274 se concede a La Adrada el usufructo a favor de sus gentes de la dehesa de la Avellaneda.

Durante las revueltas y las guerras internas de los últimos Tratámaras estas tierras pasaron de las manos de D. Álvaro de Luna a D. Beltrán de la Cueva. El 14 de Octubre de 1393 Enrique III otorga la carta de Villazgo, creando de hecho, el Estado de La Adrada. Al fijarse su alfiz en este año abarcó una extensión aproximada a doscientos cuarenta y dos kilómetros cuadrados.

Con el último monarca medieval del reino de Castilla-León, Enrique IV (1454-1474), la comarca del Valle del Tiétar pasa a manos de D. Beltrán de la Cueva, hombre de confianza del monarca. Es este momento enormemente caótico en el reino de Castilla, tras una guerra civil en el reino y la prematura muerte del Infante Alfonso (1468), la sucesión al trono recala en Juana pero los nobles se dirigieron a Isabel, hermana de Enrique IV, para que asumiera el reinado. La princesa Isabel no obstante prefirió llegar a un acuerdo político con su hermano. En septiembre de 1468 en los "Toros de Guisando" se reconoció al Rey Enrique IV como absoluto soberano de Castilla y a su hermana Isabel como sucesora a la corona en detrimento de los derechos sucesorios de Juana, hija del monarca, apodada por sus enemigos como la "Beltraneja", pues se decía que en realidad era hija de Beltrán de la Cueva.

Después de la toma de Granada (1492), por los castellanos y aragoneses se vuelve a repoblar la zona del Valle del Tiétar, y en el siglo XIV cuando las nuevas repoblaciones se asientan en cotas de altitud superiores a los seiscientos metros sobre el nivel del mar pasando a ubicarse a niveles entre los setecientos y los mil metros de altitud, acomodándose en el piso montano pueblos como Mijares, Cuevas, El Arenal, Guisando, Casillas...

Realmente es de 1500 cuando fechamos la primera prueba documental de la existencia de Casillas como núcleo urbano, esto no quiere decir que no existiera antes, perteneciente al estado de La Adrada. Dicho documento, correspondiente a la documentación medieval de La Adrada, se refiere a la aprobación de las ordenanzas generales en el que se regula la explotación del monte y la dehesa pertenecientes al Estado.

Durante un siglo y medio aproximadamente se sigue el orden establecido, la vida continua cotidiana en los núcleos de población que conforman el Estado de La Adrada que se encontraba bajo la tutela de los Condes de Montijo, llegando estos pueblos en muchos casos a sobrepasar en número de habitantes y en potencial económico a su cabeza de estado, dando lugar a casos de independencia y segregación de estas poblaciones con petición y concesión de las reales cartas de villazgo (Casavieja 1632, Sotillo 1642).

En 1751 Juan Enciso, a petición del Marqués de la Ensenada, se traslada al lugar de Casillas y confecciona el "Codicilio de Preventivas del lugar de Casillas" (cuestionario general) situando las primeras fronteras de su término y haciendo relación de personas y enseres:

Confronta por poniente con el término de la Villa de Sotillo, por mediodía con la de Escarabajosa, por levante con el Baldío de la ciudad de Ávila, por monte con el de Escalona. Se compone de tierra de labor, viñedos, y monte alto de pinos negrales y robles, árboles frutales y seis pies de morel. Hay en este término dos molinos harineros de agua en la garganta del Guijarro pertenecientes uno a Bartolomé Izquierdo y otro a Mariano Moreno y Joaquín Mancebo, vecinos del lugar; hay seis colmenas propiedad de José Sánchez, treinta y cuatro pares de bueyes, doscientas cabezas de vacuno, cuatrocientas cuarenta y cuatro de cerda, mil quinientas ocho cabras, mil ochocientas cuarenta y cinco de lanar, cinco yeguas y potros y setenta y ocho jumentos. Hay noventa y un vecinos. En el pueblo de Casillas hay un herrero, un tejedor de lienzos, dos cazadores, cuarenta y un labradores, doce criados, dieciséis jornaleros, un hachero, cinco pastores, diecisiete viudas, un maderista, veintisiete ganaderos, dos molineros, un apicultor y un sacristán.

Juan Rueda, Alcalde de Casillas, se reúne con Juan Enciso para practicar la diligencia referida en él capítulo 17 de la real instrucción relativa a la estimación de hacienda y amillaramiento.

Casillas no se ausentó del proceso de independencia del resto de los pueblos del Estado de La Adrada y por ello solicita al Consejo Real su independencia acompañándose en su solicitud con la del pueblo de Gavilanes. Ambos las elevan al consejo en 1791. La respuesta real en 1802 encontrada en los archivos municipales de La Adrada arroja un poco de luz sobre el tema:

Su Majestad ha servido mandar que no se haga novedad en la agregación que se hizo al partido de Talavera de la provincia de Toledo, de la Villa Estado de La Adrada desestimando la solicitud de continuar comprendidos en la provincia de Ávila. Y al propio tiempo ha tenido su majestad por conveniente resolver que el lugar de Casillas y el de Gavilanes se agreguen al expresado partido de Talavera, por deber seguir igual suerte en razón a sus análogas circunstancias que los pueblos del Estado de La Adrada.

Madrid 24 de Marzo de 1802

Once años después de su solicitud de independencia del Estado de La Adrada, el Rey deniega la misma. Además, ordena que siguiendo unido a La Adrada sea agregado al partido de Talavera perteneciente a Toledo.

Durante el siglo XIX los casillanos se dedican a sus labores fundamentales: la agricultura de subsistencia y la ganadería, pero, durante este siglo ya aparece algo de explotación forestal más organizada (madera, leña, carbón...) a la par que el pueblo va creciendo en número de habitantes.

En 1838 Casillas contaba con un censo útil de 836 casillanos. Aquel año entregó tres quintos al ejército español, pero al año siguiente y producto de los desgastes causados por las guerras Carlistas y los movimientos independentistas de las colonias después de la caja habitual de quintos al Ministerio de la Guerra, mediante real decreto realiza, una leva extraordinaria llevándose nueve quintos más de Casillas.

Casillas contaba en 1874 con un presupuesto escolar de 106,75 pesetas destinado a escolarización y alfabetización de sus gentes. En 1892 el presupuesto escolar era de 167,34 pesetas. Entre las quintas en edad de escolarizar de 1887 y 1903 se contabilizan 171 alumnos si bien la afluencia a clase era mayor en los meses de invierno, esta se rebajaba considerablemente a la entrada de la primavera hasta casi desaparecer los alumnos a medida que eran absorbidos por las tareas del campo en ayuda a sus familias.

En el siglo XX Casillas lo inicia con un censo de 1010 almas, encontrándose en un periodo de emigración. El casillano hecho desde ya muy atrás al trabajo del monte y sobretodo a la explotación forestal del pino es reclamado en otros lugares del estado y fuera de sus fronteras para ser empleado en estos menesteres.

En 1922, la iglesia existente en el pueblo fue pasto de las llamas debido a un incendio accidental. Este hecho acabó con parte de los archivos eclesiásticos de Casillas y destruyó casi por completo el templo que databa en 1593 según inscripción encontrada en una de sus puertas adintelada. Tras el incendio el templo fue reconstruido conservando su planta original. Más tarde durante los primeros meses de la Guerra Civil la iglesia perderá debido al expolio y la destrucción todas las imágenes y piezas escultóricas.

El 18 de julio de 1936 un sector del ejército se levanta contra el gobierno de la República de España.

Desde Ávila sublevada por los militares, el día 21 de julio de 1936, el Gobernador Civil, comandante de caballería Luís Rubio publica la siguiente circular:

Con esta fecha he acordado que de una manera provisional cesen en sus cargos todos los señores que en la actualidad integran las corporaciones municipales, encargándose de las mismas con igual carácter provisional sus respectivos secretarios, con excepción de los siguientes pueblos en que sus ayuntamientos seguirán constituidos como en la actualidad. Esos pueblos son: Becados, el Losar, El Barraco, Cebreros, Escarabajosa, Fresnedilla, Higuera de las Dueñas, Navahondilla, Navalperal de Pinares, Bonilla de la Sierra, Casa del Puerto, Hoyo Redondo, Mengamuñoz, Navadijos, Pascualobo, San Gutierre, Rasueros, Salvadios, Sanchidrián, Bernuy Salineros, Bularros, Marcin, Santo Domingo de las Posadas, Casavieja, Cuevas del Valle, Gavilanes, Mijares, Poyales y Albornos.

Como podemos ver Casillas quedaba dentro de los pueblos que debían cumplir la ilegal orden de los sublevados, no obstante el pueblo de Casillas quedó del lado de la legalidad gubernamental.

Según los partes de guerra de los sublevados, Casillas fue tomado el día 10 de Octubre de 1936.

En 1947 y por orden expresa de la jefatura provincial de Falange, el ayuntamiento de Casillas envía un informe sobre la situación del pueblo a la sazón y sus problemáticas más acuciantes:

Los edificios parecen rampando por la montaña, las construcciones en general son de piedra, cogidos con barro empleándose para las divisiones interiores generalmente el adobe...

En el edificio destinado a Ayuntamiento, que podemos citar como el mejor de la localidad, se hallan instalados las escuelas, juzgado y cárcel.

Las calles son tortuosas hallándose su pavimento empedrado, haciendo que sea muy difícil su ordenación y construcción a causa de la pendiente del terreno. Cruza el pueblo de norte a sur una alcantarilla construida a expensas de este Ayuntamiento en el año 1944. El abastecimiento de aguas se realiza por tres fuentes públicas distribuidas en las partes Norte, Sur y Oeste del pueblo, con un caudal suficiente para las necesidades de la localidad. La localidad está dotada de alumbrado público de condiciones excelentes ya que su funcionamiento dio comienzo en el año 1942. Casillas está comunicada con la carretera general de Arenas de San Pedro por una carretera que, naciendo en el pueblo y a una distancia de 7,5 Km, se une a aquella por el punto llamado Venta del Cojo. Este camino vecinal se encuentra en unas condiciones deficientes ya que desde 1935 en que fue abierto al público sólo se conoció una reparación en el año 1946. Otro camino vecinal, ya casi intransitable a vehículos de tracción animal, es el camino que parte de Casillas y va a Sotillo de La Adrada. No existe teléfono ni telégrafo, hallándose el más próximo a 24 Km. En San Martín de Valdeiglesias. La extensión total del término es de 1.129 hectáreas. El sistema de laboreo es el intensivo a causa de la poca extensión de sus tierras, haciéndose la mayoría de las tareas a base de azada siendo contados los casos en que se utiliza el arado romano a causa del desnivel de las tierras. No se realizan enmiendas, haciéndose el laboreo generalmente a base de estiércoles de los ganados, el trabajo agrícola es realizado por los dueños o aparceros de fincas cuya propiedad es muy repartida, en época de grandes faenas agrícolas toda la familia incluso la mujer ayuda a los hombres en sus tareas tal vez siendo esta la causa que en determinadas épocas del año se produzca paro sin otra solución para su extinción más que la emigración por existir gran número de habitantes en un término de poca extensión.

La extensión dedicada a pastos es aprovechada por el libre pastoreo de ganado a excepción de las fincas destinadas a prados que son guardadas en primavera. En relación con el término existe superproducción ganadera por lo que de Noviembre a Marzo inclusive ha de verificarse trashumancia de ganados. El bosque, denominando así al pinar, ha sido disminuido en estos últimos años a causa del aprovechamiento de maderos siendo explotado actualmente por la resinación de la que se obtiene un rendimiento de 3 Kg. de miera aproximadamente por árbol y pastoreo del suelo.

No existe industria local no habiendo tampoco ninguna en proyecto. Como plato típico de la localidad se puede citar el Salmorejo (guiso efectuado a base de patatas cocidas doblemente e hígado de cerdo), el tocino, arroz, patatas y legumbres son las preferidas en el consumo siendo el primero de gran aceptación a causa de las actividades campesinas que les permite llevarlo como alimento a su trabajo, el cual comen crudo con el pan. En cuanto al vestido y calzado, son la pana y las albarcas de goma lo más usado.

El censo escolar es de 320 (niños y niñas) no existiendo más que dos escuelas primarias instaladas en la planta baja del ayuntamiento en condiciones pésimas dotadas de exiguo material pedagógico, a las que asiste en dos turnos la población infantil con bastante irregularidad ya que el materialismo que guía a la mayoría de los vecinos hace que les priven de asistir a la escuela para dedicarles a faenas agrícolas, pudiendo decirse que la época de asistencia más regular son los meses de diciembre, enero y febrero, épocas en que generalmente no existen faenas agrícolas. No obstante, el analfabetismo no alcanza las proporciones que lo citado anteriormente nos haría suponer, pudiendo citarse este en un 20% o 30%.

Existe un médico de asistencia pública domiciliaria para la población no existiendo ningún centro sanitario en la localidad, así como tampoco farmacia, hallándose los más próximos a 6 Km.

Es terreno sano no pudiendo citarse como enfermedad endémica más que el bocio. El hecho de que la mortalidad sea baja y la natalidad abundante hace que constantemente aumente el censo de población de esta localidad a proporciones alarmantes ya que, como hemos dicho anteriormente, existe una gran diferencia entre la extensión y el censo de habitantes.

Casillas supo trascender aquellos tiempos, y en los años cincuenta la explotación resinera salva al pueblo de la hambruna total.

Ante la falta de término municipal, los casillanos resinaban en el Valle de Iruelas, en otros pueblos de la provincia, en otras provincias del estado o en otros países... Marcharon cuadrillas enteras a resinar a Francia, componiéndose básicamente de jóvenes en edad casadera que buscan en la emigración el capital necesario para labrarse un futuro emancipatorio. Los más indecisos lo hicieron en una segunda tanda, animados por los salarios y condiciones económicas de los que les precedieron y que ya eran veteranos.

Quien quedó en el pueblo fue observando los cambios que paulatinamente se operaban en su fisonomía. El adobe y la piedra fueron dando paso al ladrillo y el yeso siguiendo la "política extremada sobre construcciones" impuesta por el Ayuntamiento. La instalación de la electricidad y agua corriente se fue generalizando por todo el pueblo, y con el despegue económico capitalino apareció el fenómeno del turismo que durante años pasaría a ser el motor económico del pueblo.

En los últimos 40 años, Casillas, al igual que todo el país, sufrió un época de modernización y bonanza económica, pero que a su vez acarrea otros males. En el caso de Casillas, la proximidad a la gran urbe, la falta de perspectivas y de planificación de futuro, la mezcla con el turismo de temporada o de fin de semana, hizo que Casillas perdiera un tercio de su censo de habitantes. En 1975, Casillas contaba con 1300 habitantes, en el 2002 su censo había descendido a 791.

Parece existir una falta de perspectivas de futuro en el interior del pueblo que los jóvenes resuelven nuevamente emigrando, en este caso a la ciudad, donde encuentran mejores condiciones de trabajo y estudio, convirtiéndose con el paso del tiempo, en muchos casos, en visitantes de fin de semana de su propio pueblo.

Los últimos años el censo de casillanos se ha visto imcrementado por la llegada de personas de fuera de la comarca o del país. Multi-culturalidad que a la larga nutrirá en cierta medida el futuro de Casillas y que posiblemente con el tiempo genere una mixtura muy enriquecedora para los habitantes del pueblo.

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